Atlas del Rey Planeta.

Una obra maestra de la cartografía que retrata la costa española fue fruto del trabajo que el portugués Pedro Teixeira acometió desde 1622, un trabajo titánico de trazar los principales puertos de España e Portugal. Trabajo encargado por el Rey Felipe IV, el penúltimo Austria y último que gobernó conjuntamente los dos países ibéricos, su nivel de detalle, su peculiar estilo y su perspectiva fueron las que aportaron  fama a esta obra, a pesar de estar perdida durante siglos.

Fisterra. Teixeira
Fisterra

Descripción de España y de las costas y puertos de sus reynos, fue publicada en 1634 en Amberes y viene a ser el  Google Earth de la Edad Moderna. Sabemos que, para realizar su obra, Teixeira inició viaje en 1622 en Hondarribia (Guipúzcoa) y dió la vuelta a la península Ibérica, legua tras legua, hasta terminar en la costa mediterránea. Por desgracia, no se conserva ningún documento sobre su periplo, pero nos queda su obra. Por lo que respecta al elemento gráfico, la radical originalidad de este Atlas estriba en esa perspectiva oblicua empleada en sus imágenes «a vista de pájaro», que simulan la vista aérea, y en la obsesión por la información realista. Todo ello viene a suponer una especie de anticipo de lo que serán los famosos derroteros marítimos e incluso un precedente de la fotografía.

Como datos anecdóticos que el Atlas ofrece, digamos que la riqueza de Andalucía se describe como la quintaesencia de la riqueza general española del momento, que el mapa del territorio murciano es el primero que se conoce de esa región y que la preciosa vista de Alicante tiene toda la categoría de una auténtica obra de arte en la que encontramos, junto a diversas figuras humanas, un delicioso conjunto de embarcaciones de todo tipo que merece la pena observar con atención.

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Vista de Alicante

El arte de Pedro Teixeira (Lisboa, 1595-Madrid, 1662) viene de familia. Su padre, Luís Teixeira, era también geógrafo y había participado en los Descubrimientos portugueses. Su hijo se inclinó primero por la artillería, para pasar a ser experto en fortificaciones militares y, desde la arquitectura y la geometría, pasó a la geografía.

Pedro Teixeira fue discípulo de Joao Bautista Lavanha, también portugués y profesor en la  Real Mathematica de Madrid, a quien Felipe IV encargó primeramente la elaboración de estos mapas, aunque finalmente fue Teixeira quien los llevó a cabo. Felipe IV pretendía tener una descripción precisa de los principales puertos de su reino y, para hacerlo posible el geógrafo recorrió durante siete años toda la costa de la Península Ibérica entre 1622 e 1629. Luego, invirtió  otros cinco años en trasladar a un atlas de 173 páginas manuscritas, de 35×44 centímetros todas sus experiencias por las costas de España. Le llamaría Atlas del Rey Planeta, en honor a Felipe IV, con el subtítulo Descripción de España y de las costas y puertos de sus reynos,  que presentó en el año 1634 maravillando al monarca, quien más tarde le encargaría el primer gran plano de Madrid, a  “Mantua Carpetanorum sive Matritum Urbs Rexia”, de 1656. Con el tiempo se envió a Viena, donde el paso de los años lo condenó al olvido durante siglos, hasta aparecer y convertirse en una de las grandes joyas de la escasa cartografía española.

Los mapas habrían seguido sepultados en el olvido vienés de no ser por el trabajo, secundado por la buena suerte, de Fernando Marías, catedrático de Historia del Arte de la Universidad Autónoma de Madrid y de Felipe Pereda, profesor de la misma facultad. Ambos hicieron un viaje a Viena buscando dibujos de ciudades del siglo XVI, trabajos españoles que se conservan en la capital austríaca, donde hay un conjunto muy importante. Allí, en un cuaderno de gran tamaño, policromado, sobre papel verjurado (aunque durante años se ha publicado que era vitela) aparecieron los mapas. Apenas había noticia y documentación sobre su existencia.

El valor de este hallazgo fue muy importante ya que ofrece una documentación preciosa sobre la España del s. XVII, ya que nuestro país, que ha destacado en muchos campos, no se ha representado muy bien a sí mismo en el campo de la cartografía. Estos mapas permiten conocer las costas españolas de la época, por primera vez con este detalle, aunque ya aparecía la información en algún manuscrito. Permiten el conocimiento del pasado, su belleza artística nos ofrecen un disfrute visual ya que la razón fundamental por la que fueron creados, el interés militar, ya se ha perdido.

Muros y Noia
Muros y Noia

Conviene aclarar, no obstante, que existen dos versiones más de este texto: una en Madrid, en la Biblioteca Nacional, y otra en Londres, en la British Library. Incluso, según estudios recientes, habría una cuarta en Roma, en la Biblioteca Casanatense.


Felipe Pereda ; Fernando Marías. De la cartografía a la corografía: Pedro Texeira en la España del SeiscientosEría, 64-65 (2004), págs. 129-157. DESCARGAR PDF

Os mapas da costa galega de Pedro Teixeira. 1634. Alfredo Vigo Trasancos (dir.); Jesús Ángel García y Miguel Taín Guzmán (coord.). Consello da Cultura Galega. 41 p. DESCARGAR PDF

Fuentes
Atlas del Rey Planeta.
El Mercurio salmantino

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